¿CUERNO DE LA ABUNDANCIA O ABUNDANCIA DE CUERNOS?
La mítica cornucopia (del latín cornu: cuerno, copiae: abundancia) de la prosperidad, se ha convertido por arte de birlibirloque del director cinematográfico Juan Carlos Tabío, codirector con el desaparecido Titón (Tomás Gutiérrez Alea) de la internacionalmente afamada cinta “Fresa y Chocolate”, en el leitmotiv o imagen para bautizar su nueva película titulada “El Cuerno de la Abundancia”.
El asunto de la misma, llevado a la comedia, es la leyenda de una antigua herencia que recuperada doscientos años después, sería repartida entre los descendientes que viven actualmente en la Isla. Y recoge la historia de la hija de un acaudalado capitán español (avecindado con su familia en la zona central de Cuba) nombrado Bartolomé Manso de Contreras y Hernández de Medina, quien a causa de un desliz de juventud, es encerrada en el Monasterio de las Monjas Clarisas de La Habana, quien embarazada se niega a abortar y le entrega al sacristán de la iglesia, de su entera confianza (¡válgame Dios!) a su hijo y su dote –en pesados lingotes de oro-, para que críe al primero y deposite a los segundos en un seguro banco de Inglaterra.
La leyenda, salpicada de detalles pintorescos (como toda historia de hadas y príncipes azules que sólo tienen cabida en la cabecita de los infantes o en el vertedero mental de adultos alucinados por el hambre), cuenta que el protector sacristán partió rumbo a la pérfida Albión (o sea a Inglaterra) en el buque “El Titán” (¡cuántos detalles!) con el niño y el tesoro, bajo oculta identidad, y que luego de doscientos años ganando intereses sin que nadie la reclamara (parece que algo triste pasó luego de depositar los lingotes, el sacristán y el niño probablemente murieron de alguna peste o enfermedad trágica y edulcorada).
En eso, se apareció en Cuba una supuesta descendiente de la monjita (de nombre Margaritte Padín Ladrón de Guevara) que, preocupada por repartir la herencia con los posibles herederos en el Gulag Caribeño (léase cárcel o campo de concentración), y todos los cubanos de apellido Manso, Contreras, Henández y Medina, que podían imaginarse cobrando una imaginaria parte de una mítica herencia, empezó a mover cielo y tierra, buscando documentos que certificaran ser descendientes de la olvidada religiosa dieciochesca (pues toda la historia empezó en 1789).
Todavía en el año 2000, los enfebrecidos herederos vivían en su ilusión, decididos a lo que fuera, incluso bajo la condena de que el gobierno reclamaría la distribución de la herencia, y sólo les daría permiso para recibir 300 dólares (¡toda una fortuna en Cuba!) mensuales a través de una especie de tarjeta de débito, sin posibilidad de salir del país (so pena de perder sus derechos hereditarios), pero al menos podrían comprarle al Mandamás en Jefe un automóvil y las mujeres podrían dejar de trabajar.
Definitivamente, un nuevo éxito de la cultura cubana, permitirá a muchos reir a costa de la miseria de la gente, que viviendo de ilusiones siempre termina muriendo de desengaños, lo que le permitirá al creador sumar un lauro más a su carrera cinematográfica, y al pueblo cubano sufrir una decepción más, que les hace ser –lo que en la jerga cubana se llamaría-, verdaderos tarrudos de la escasez, y para colmo, el hazmerreír de los demás, luego que en 1959 creyó en las promesas de abundancia y progreso del Tirano que lo desgobierna ya por casi cincuenta años.
1 comentario
Lady Fingers -