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Cubaneo Cotidiano

EPPUR SI MUOVE

EPPUR SI MUOVE

Si la sabiduría popular ha trasmitido el famoso refrán que reza: "Al que no le gusta el caldo que le den tres tazas...", parece que a algunos, aunque el caldo les guste, no creo que tres tazas les parezcan muy buenas.

Así debe pensar, un religioso chileno, a quien el juez del pueblo de Puerto Montt, lo multó con el equivalente a 1000 dolares por una violación grave cometida (al parecer de tránsito), cantidad que el religioso -debido a su voto de pobreza-, alegó no poder pagar. A lo que el juez del Juzgado de la Policía Local, no queriendo dejarlo sin posibilidad de reparar su falta, y alegadamente con el objeto de reivindicar de cierto modo al científico Galileo Galilei, condenado por la Iglesia de su tiempo -de quien el juez es harto admirador-, le condenó a rezar siete salmos del Antiguo Testamento durante 90 días. Esa fue la misma pena a la que fue sometido el sabio científico del Renacimiento, en el siglo XVII, por decir que la tierra giraba alrededor del sol.

Alguien podría pensar que el juez fue injusto, pero no es así, pues Galileo (su inspirador) fue obligado a rezar (por promover la ciencia en contra de las creencias religiosas de su época) lo mismo pero no durante 90 días, sino durante tres años, así que la pena fue realmente misericordiosa para uno que ciertamente ha violado las leyes. El Juez no dejo de reconocer ante la prensa que era un modo de vindicar a Galileo Galilei, sin tener que decir como él: Eppur si muove (Y sin embargo, se mueve).

Y digo que muy misericordioso ha sido el juez, pues si esto mismo hubiera ocurrido en Cuba, como decimos en buen cubano: Ni el sol le da...y probablemente termine en chirona, y si no miren como sólo por el hecho de tener laptops, equipos de fax o máquinas de escribir; por publicar sus opiniones contrarias al gobierno imperante o por exigir cambios en el sistema político, hay mas de 300 presos de conciencia, muchos sin haberle hecho juicio, pudriéndose en carceles inmundas y alejadas de sus hogares (en provincias lejanas, en lugares alejados de las vías de comunicación), donde las familias no pueden visitarlos, se alimentan mal, no reciben atención médica, y son maltratados y torturados física y psicológicamente.  

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