DE SANCTISSIMA TRINITATIS
Debo confesar públicamente, que mi latín es de lo peor (ni pregunten ni intenten imaginarse dónde lo estudié), pero para quien sepa menos que yo de esa "lengua muerta", no porque haya sido firmada su acta de defunción, sino porque su uso es mínimo y poco extendido, y sólo un selecto grupo de estudiosos y esclarecidos la usan, la leen y la escriben, espero les parezca auténtica y hasta sonora.
Pero como mi objetivo no es escribir un Tratado de Teología, sino burlarme del sostenido intento de las tiranías de moda, de convertirse en religiones políticas con sus Mesías, sus Apóstoles, sus Santos y su liturgia political, es que utilizo un latín macarrónico para titular mi reflexión de hoy.
Y es que desde 1917, con la Revolución mal llamada de Octubre, que convirtió a la Rusia Zarista en la primera dictadura del proletariado, hasta nuestros días con la eufemísticamente llamada Revolución Bolivariana, todos los líderes -sin excepción-, de esos movimientos (insisto, mal llamados) revolucionarios (habría que llamarlos robolucionarios, porque le robaron la esperanza y la libertad a millones de personas, despojándolas incluso de sus pobres vidas) se han empeñado en constituirse en verdaderas religiones políticas, proyectando la estructura doctrinal y funcional de la Iglesia (fundamentalmente Católica) en el ideario y estructura de sus procesos políticos.
Si en la fe cristiana, se reconoce una divinidad integrada por tres personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, desde 1917, hasta nuestros días los procesos ideológicos comunistas se han ido configurando sus propias trinidades fundantes a partir de la imperante antes de que ellas se produjeran. Así, la fe católica ortodoxa rusa, inspiró a la Revolución Rusa que, luego de la muerte de su líder Vladimir Ilich (Lenin), en 1922, formó su ideario ideológico alrededor de la trinidad formada por: (Carlos) MARX, (Federico) ENGELS y (Vladimir Ilich Ulianov) LENIN.
La Revolución China, apartada de la fe católica, más asociada al budismo y al confucionismo, concebidas como filosofias religiosas que como religiones estructuradas, había recibido una influencia más teocrática alrededor de una divinidad considerada Hijo de Dios, en la figura del Emperador, que muy pronto fue sustituído, no por una Trinidad santa, sino por otra figura equivalente y divinizada por el "culto a la personalidad" que, aunque como fenómeno no es ajeno a los países comunistas de influencia católica, ortodoxa o cristiana, en China se va a centrar en la figura de Mao Tse Tung (que ahora se ha cambiado por arte de la nueva occidentalización china en Mao Ze Dong).
En 1959, la Revolución Cubana, si bien se desarrollaba alrededor de la figura mesiánica del Líder barbudo, quien había bajado de la Sierra Maestra rodeado de sus Apóstoles barbados con rosarios y crucifijos al cuello (cuyo número de 12 muy pronto se hizo legendario acerca de los 12 sobrevivientes del desembarco del yate Granma), muy pronto constituiría como su propia Trinidad la que había recibido de la metrópoli rusa a la que se subordina, repitiendo a Marx, Engels y Lenin como sus pilares, hasta que poco a poco, gradualmente se fue construyendo su propia trinidad revolucionaria, con una mística elaborada alrededor de las figuras juveniles y rebeldes de Camilo (Cienfuegos), (Julio Antonio) Mella, y (Ernesto) Che Guevara. Trinidad que se acaba de constituir luego de la muerte de éste último en 1968.
Hoy por hoy, si en los Congresos del Partido Comunista Cubano, en un primer momento, se realizaban sus sesiones bajo la Santisima Trinidad Sovietica, poco mas tarde, se agregaba la Trinidad Nacionalista, a la que en algún momento, luego de la caída del Bloque Socialista de Europa del Este, se fue arraigando más y más en un nacionalismo más radical, que aumentaba la Trinidad Revolucionaria, incluyendo a otras figuras con más o menos importancia y arraigo popular como (José) Martí, (Carlos) Baliño (fundador del primer partido comunista en 1825 junto a Mella) y alguna otra figura más o menos temporal, incluyendo a Lázaro Peña, Jesús Menéndez y otros que poco o nada durarían.
Algunos suponen, y no suponen mal, que de morir muy pronto el dictador caribeño, su imagen podría ser objeto de un culto similar al tributado a Lenin, sometiéndose su cuerpo a un proceso de embalsamamiento y exposición para la adoración y culto popular, integrándolo a la Trinidad fundante de la llamada Revolucion Cubana, lo cual terminaría desintegrando la Trinidad original, en un claro proceso de ruptura que, en un intento de mantener una tradición revolucionaria, terminaría expresando su fin.
Ahora, le toca el turno a la Revolución Bolivariana de Hugo Chávez, quien no ha tardado en construir su imaginario venezolano, que comienza ya ha perfilarse, a imitación del cubano, no ya recibiendo sus raíces primeras de la frustrada y extinguida potencia soviética, sino como se aprecia en su destaque nacionalista, con claros propositos revisionistas de la historia, en el llamado Frente Francisco de Miranda, establecido por Chavez, quien se empeña en denigrar la figura de Páez y olvidar otras figuras históricas de esa nación, destacando la de Francisco de Miranda junto a la del Libertador Bolívar, a los que le agrega una figura importada desde Cuba, la del guerrllero y asesino de origen argentino Ernesto Che Guevara.
Ya veremos, a la muerte de Fidel, inevitable y cercana -cuando una transición politica sea inevitable-, si habrá espacio que albergue su cuerpo corrupto y deleznable; y cuando, en cinco años termine el período presidencial del Gorila Bolivariano, a donde irán a parar estas Trinidades santas, ficticias e inventadas que a nadie inspiran ni inspiraran verdaderamente, y de las que nadie se acordará en un futuro, en el que las palabras Comunismo, Socialismo o los nombres de Fidel Castro y Hugo Chávez, se haran impronunciables por la boca de personas dignas y justas que sepan reconocer la verdadera historia de nuestros pueblos y el daño que estos falsos mesías han producido.
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