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Cubaneo Cotidiano

AMOR FRATERNO

AMOR FRATERNO

Hace ya un mes que no tecleaba un artículo para mi blog, y hoy retomo mi laptop (pues no puedo decir que retomo la pluma) para compartirles una de las razones por las que no escribí en este largo mes. Y no lo hago para reflexionar sobre el amor entre hermanos o amigos, sino que estaba parafraseando el nombre de la ciudad que visité entre los pasados días 17 y 21 de septiembre, la ciudad del Amor Fraternal: Philadelphia.

Y digo que es la ciudad del amor fraternal, sobre todo para aquellos que no saben que Philadelphia toma su nombre de Philos = Amor, Delfos = Hermano, de ahí el apelativo del amor fraterno. Esta ciudad, una de las más importantes del norte y este de los Estados Unidos, fue por algún tiempo sede del gobierno de la Unión. Allí se  firmó la Constitución, por lo que es la ciudad constituyente de nuestro país. Allí todo respira historia, y caminar por sus calles es como andar por un lugar y una época a la que se ha llegado en una máquina del tiempo.

Su arquitectura es una mezcla hermosísima de estilos: victoriano inglés y colonial británico con la naciente arquitectura nacional americana y la arquitectura moderna de los rascacielos. La típica construcción de los edificios con ladrillos rojos, el imponente estilo de las iglesias protestantes que más que iglesias parecen fortalezas o castillos, todo ello junto conforma una ambientación maravillosa y espléndida. Los monumentos, los sitios históricos, las esculturas, los parques, los edificios antiguos reconvertidos en modernos condominios y los rascacielos modernos le dan un toque entre místico y contrastante a la presencia de esta hermosísima ciudad.

Como todo invitaba a la Historia, caminé por sus calles limpias y de nombres sonoros, para llegar a los venerados sitios donde se firmó la Constitución, la casa de Benjamín Franklin y Tomas Jefferson, al Museo de la Constitución con la famosa Campana de la Libertad (que tanto me recordó a la Campana de la Demajagua cubana), el City Hall, la Estación de Trenes, el imponente Post Office y tantos otros importantes sitios . Toda la ciudad bulle de movimiento (nunca como el de New York, pero casi) de gente joven que estudia en las tantas universidades y centros de estudio (de todo tipo de artes) que existen dentro de esta antigua y moderna ciudad. En el centro histórico de la ciudad abundan los restaurantes y cafeterías, que se ven colmados de gente que parece no saber nada de una "crisis económica" de la que hablan los periódicos y noticieros de TV.

Y no desaproveché esta oportunidad para realizar mis búsquedas de información para mi próximo libro, el tercero (que escribo a la par de otros dos, a ver cuál termino primero), caminé desaforadamente para evitar el gasto excesivo en taxis, al paso que hacía un poco de ejercicio, y hasta visité una espectacular feria de arte y productos agrícolas, que compartían el mismo espacio en el parque Rittenhouse, cosas de las que trataré, en apretada síntesis, de contarle un poco más... 

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