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Cubaneo Cotidiano

LEYENDO ENTRE LINEAS

LEYENDO ENTRE LINEAS

Bajo el título de “Se nos fue Iris Dávila”, el Verborreico Tiranosaurio con ínfulas de abuelito escribidor de reflexiones ejemplarizantes se dirige a un pueblo extenuado de sus catilinarias discursivas, intenta canonizar a alguien cuyo mérito no es ya ser una buena escritora de telenovelas o de literatura infantil, sino el de ser madre de uno de sus mejores servidores, de los que mejor usa la cabeza, de los que le han sacado muchas castañas del fuego robolucionario: Carlos Lage Dávila, uno de sus VicePresidentes y cabezas pensantes en su empeño de perpetuar el castrismo más allá de lo que un  pueblo puede resistir y lo que un mal puede durar.No conocí ninguna obra de Iris, imagino que alguna telenovela suya pude ver sin saber su autoría.

No tengo nada en contra de ella ni nada que decir a su favor o en contra, aunque su familia ha sido mucho más beneficiada por el sistema imperante que el común de los cubanos, imagino que no es pecado suyo y espero que descanse en paz, si no es que en su conciencia pesa alguna complicidad con la injusticia imperante y nunca se opuso o la denunció –al menos literariamente, como sólo los verdaderos creadores saben hacer-, pues entonces tendrá que enfrentar el juicio de un Dios que yo confieso misericordioso y justo. Al menos, de lo poco que dice el Dictador en Jefe en su beneficio, parece haber sido una persona humilde y sencilla, y sea ésa su mejor defensa, en un régimen donde ser honesto e inteligente no va con ser comunista y cómplice del tirano.

No es mi intención juzgar a la fallecida escritora, sino insinuar las intenciones que podría ocultar la hipocresía y la falsedad de un tirano que sólo espera sean reconocidas sus virtudes, y que sólo alaba a los que le han sido fieles o cómplices. Este es el tercer obituario que el Muerto-en-Vida escribe, como riéndose de una muerte cercana, que se empeña en llevarse a otros antes que a él, como un exorcismo que lo librara de su inevitable destino mortal. Ya lo hizo con Sergio del Valle y con Vilma Espín, y tal pareciera que el ejercicio literario es o cree él pueda ser una forma muy personal de conjurar y alejar lo que es inevitable. 

No quiero ser irrespetuoso ni irreverente con la persona fallecida, sino que intento desentrañar lo que realmente nos quiso decir con su epitafio demasiado breve el Barbatruco Mala Cabeza, en la última de sus acostumbradas, rocambolescas e inacabables reflexiones:

Y dice: “No votó en las elecciones del domingo.” (La muy cabrona, debió morirse después de votar. Un voto menos para perpetuar mi tiranía. Pero bueno, eso no importa, igual las estadísticas dirán lo que yo quiera y voilveré a imponer mi voluntad. Yo sí voté a pesar de mi enfermedad, ella no tuvo la fuerza de imponerse a su enfermedad y cumplir su deber revolucionario. Al menos su familia hizo lo que tenía y debía hacer por todo lo que les he dado)

Y dice: “Estaba inscrita en el mismo municipio: Plaza de la Revolución.” (Como todos, estaba inscrita y bien controlada, nadie ni nada escapa de mi control. Por algo me dicen el Caballo, el que más mea, porque ni una hoja de un árbol puede moverse sin que se cumpla mi voluntad, aún alejado del poder. Todos tiemblan cuando tomo el teléfono, ni aún mi hermano se salva de ello, aunque parece ansioso por tomar el poder, y todos –hasta en Miami- especulan con mi muerte, y sobre qué pasará cuando ya no esté. Ilusos, aún después de muerto todos se empeñarán en demostrar que hacen mi voluntad y que intentan no separarse ni un ápice de lo que he dicho y hecho hasta ahora)

Y dice: “Se marchó silenciosamente el viernes; no lo esperábamos tan pronto.” (Más le vale no haber hecho ruido ni quejarse ni oponerse a lo que yo he forjado por casi cincuenta años, pues aquí sólo yo puedo decir y opinar –al menos hasta ahora ha sido así-. Silenciosamente deben vivir todos en esta democracia que yo como un Gran Arquitecto he establecido, donde nadie puede opinar, pensar o disentir, ni ella por muy madre de quién sea, Ella a lo suyo, a sus telenovelas que nada aportan y nada determinan, sólo diversión, pan y circo que al pueblo tranquiliza y contenta. No esperábamos su muerte, porque como quiera que sea, era más joven que yo, y dicen que las mujeres duran más que los hombres, de cualquier modo cuando yo muera –como ocurrió ya con Stalin y con Brezhnev-, nadie lo sabrá, pues todos saben que si no amarran antes bien los hilos del poder, que hoy mismo están frágilmente atados, se armaría la cagástrofe, y una mayor que la que me tiene alejado a mi pesar, del poder hace ya más de seis meses. Y por mucho que no me vean en la TV o en los periódicos, y la CIA, los gusanos de Miami y el gobierno norteamericano digan lo que digan, los míos sacarán otros vídeos míos con mi chandall de Adidas, y publicarán otras reflexiones mías, que tengo escritas por montones de antemano, y así nadie sabrá nada hasta que sea el momento preciso) 

 Y dice:“Vivía en la misma casa que ganó con su trabajo intelectual antes de la Revolución.” (A que más podía aspirar, pero la muy condenada nunca quiso recibir nada de mí, cosa que sus hijos y nietos no pudieron evitar…pero no me preocupa, porque su casa no es mejor que ninguna de las mías -entre los cientos que tengo diseminadas por toda la Isla y las otras que tengo por el mundo, en España, Chile y otros lugares que no puedo mencionar. Mira que decir que se ganó la casa con su trabajo intelectual, como si los intelectuales produjeran algo que valga la pena, y cuando lo hacen, tiene que estar sometidos a una ideología dominante a la que deben dedicar todos sus empeños)

Y dice:”Muchas veces visité esa vivienda; ocupaba en ella un pequeño espacio, siempre escribiendo.” (No digo yo si visité su casa muchas veces, y lo hice primero para controlar que su casa no fuera mejor que las mías, pues de lo contrario se la habría intervenido robolucionariamente –digo, revolucionariamente-, y habría pasado a engrosar mis propiedades, como a todo lo que echo el ojo, pero como era tan sencilla, no perdí mi tiempo en eso, luego he ido queriendo demostrarle a su familia lo útil que eran para mi proyecto, al que he ido incorporando a todos los Lage, y con ellos me he podido servir de fieles y adictos servidores para mi proyecto político. Después de todo les he hecho muchos favores y mucho que los he beneficiado, y ella se mantuvo ahí, en su lugar, escribiendo en un rincón en su vieja maquinita Underwood, hasta que se la quité –a pesar de su oposición-, para concederle graciosamente –como es mi costumbre con los que me son fieles e incondicionales, una computadora con acceso a Internet, cosa a la que muy pocos en la Isla pueden acceder)

Y dice:”Nunca protestó ni se quejó de algo.” (Insisto en que más le valió no hacerlo, pues por muy madre que fuera de quien es, le habría tocado la misma suerte de Heberto Padilla, Belkis Cuza Malé, Cabrera Infante, Reynaldo Arenas y todos los que se opusieron o protestaron a mi política cultural. Sólo pudo quejarse de su enfermedad, pues como ella no gobierna en este país, de ella sí que se podía quejar sin tener por eso problemas políticos ni ser considerada opositora o disidente mercenaria al servicio del Imperio)

Y dice: “Por decisión propia sus restos fueron cremados y esparcidos en el Jardín Botánico, entre plantas de flores escogidas por ella.” (Buena decisión, porque así me ahorra un dolor de cabeza más, pues ya ni en los cementerios queda espacio, además así me sirve de fertilizante a las flores del Jardín Botánico, pues el dinero que me ahorro en fertilizantes y el que recibo por revender el petróleo que mi querido Chavez me facilita, va a engrosar mis cuantiosas cuentas en Suiza, España, Islas Caimán y HongKong –entre otras-, aunque por más que intento ocultarlo, el dichoso Forbes, ése de la revista, se empeña en incluirme entre los multimillonarios más ricos del planeta, lo que él no sabe es, que lo que hago es ponerlos a producir plusvalía para salvar al mundo del capitalismo y extender el Sociolismo –digo el Socialismo, del Siglo XXI. Allá ella que quiso eso, porque yo al menos ya mandé a construirme un esplendoroso monumento en la cima del Pico Turquino en la Sierra Maestra, para que en el Libro de Records Guinness, aparezca como el más elevado monumento funerario del mundo, y así tendré dos récords, ya que tengo el del discurso más largo de la historia, con seis horas en la ONU en 1960, pero ése lo tengo en peligro, pues el Chávez está empeñado en superarlo).

Y dice: (Sus restos)”Escaparon así del frío y silencioso mármol.” (Sí, los restos de ella, porque los míos estarán protegidos por mármol de Carrara, de Italia -y no del malo de Isla de Pinos o Jaimanitas-, y serán calentados con el calor del sol oriental y por una llama eterna que iluminará el lugar, para que todos miren en las noches la cima de la montaña donde estaré iluminando al mundo como decía aquella cancioncita de los 60´s: “un Fidel que brilla en la montaña…”, pues sí, luego de embalsamarme con la técnica de los Faraones, como buen Faraón Mandamás que soy, y exponerme durante un largo tiempo en la Plaza José Martí, para ser adorado y honrado por el pueblo que me ama, seré trasladado allá, con muchas pompas, desfiles y paradas en las principales ciudades, y un cortejo de primera, con misa cardenalicia -del Cardenal Jaime Ortega, por supuesto-, y todo incluído. Y después de mí, el Caos, como dijera aquel rey francés de cuyo nombre no me acuerdo.)

Y firma: Fidel Castro Ruz (el superviviente que espera dar guerra por mucho tiempo, aunque todo parece indicar que mis intestinos no quieren darme un poco de paz como para poder aparecer en público jamás)

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