MENSAJE URGENTE PARA SILVIO RODRIGUEZ

Estimado Silvio:

Me tomo el atrevimiento de escribirte unas líneas para hacerte saber que, finalmente apareció el unicornio perdido del que hablas en tu recordada canción "Unicornio Azul". Lamento que la noticia te haya llegado tarde, pues aunque te lamentabas de que se te había perdido ayer, hace ya algunos años, unos 20 más o menos que llevo empeñado en encontrarlo para no verte sufrir más con su pérdida, pues muchos jovenes de mi generación pensábamos que te referías a ese unicornio que simbolizaba la Libertad, la Justicia, la Utopía que todos queríamos alcanzar y que frustradamente habíamos perdido con la Robolución Castrista a la que te sumaste y defendiste hasta alcanzar el puesto de Diputado en el mal llamado Parlamento Popular Cubano.

Me dicen que te fuiste a buscarlo a Chile, donde resides ahora para evadir la deriva castrista que ha materializado el relevo de Castro I a Castro II, o sea, la misma mierda de hace casi 50 años. Imagino que en Chile no encontraste tu unicornio, pero si la forma de disfrutar los tantos dólares ganados representando a un pueblo oprimido por el moribundo Jurásico-en-Jefe, al que apoyaste, dedicaste tus canciones y defendiste a capa y espada.

Quizás por eso, hemos descubierto que tu unicornio no es azul (ni verde como los dólares de los que estás gozando en tu exilio de terciopelo en Chile), sino marrón, y fue encontrado en Toscana, Italia (y no en uno de tus maldefendidos pueblos sufridos de la que debería llamarse America Letrina, que no Latina, porque es el basurero donde encuentran un buen caldo de cultivo dictadores como Castro, Pinochet, Somoza, Stroessner y Chávez), y no es un animal mitológico, sino un pobre cervato que sufre una anomalía genética que hace que en vez de dos cuernos, solo tenga uno al centro de su frente. Espero no te decepciones con la noticia, pero como cantabas "si alguien sabe de él, le ruego información, cien mil o un millón le pagaré...mi unicornio azul, se me ha perdido ayer...se fue..." , y no te preocupes, que no espero ni un centavo de ti, sólo que reconozcas tu oportunismo político escondido detrás de tu talento de escritor y músico consumado.